martes, 15 de noviembre de 2011

LOS NUEVOS JINETES DEL APOCALIPSIS


Asistimos impávidos, como espectadores pasivos, al derrocamiento de gobiernos democráticos que son reemplazados por tecnócratas.Lo que caracteriza a la tecnocracia es la tendencia a suplantar el poder político en vez de apoyarle con su asesoramiento. El tecnócrata aboga por que la decisión de tipo político y discrecional puede ser reemplazada por una decisión no discrecional. Es el reemplazo de la política por la ciencia de la producción, del “gobierno de los hombres” por “la administración de las cosas, la deshumanización de la política y la negación de la Democracia participativa tal como la entendemos.
De la desconfianza tecnocrática en la voluntad o en la capacidad de los individuos particulares o asociados de realizar un sistema económico más eficiente se deriva tanto la propensión a planificar una nueva sociedad por medio de un sistema de control tecnoburocrático, como la expulsión de la vida social de todo principio que no sea cuantificable, la aversión hacia una concepción del bien común que no se reduzca a puro bienestar material.
La ocupación de esta esfera política trae consigo la demonización por incompetencia, de los individuos que actúan tradicionalmente en ella; y también la afirmación de la plena suficiencia de la competencia para la gestión de los asuntos públicos, conforme a una concepción simplista de la sociedad como unidad productiva de la que, en un primer momento, hay que maximizar su expansión económica, y en un segundo momento, integrarlas en un sistema económico mundial. Para tal fin hay que adaptar las estructuras institucionales y administrativas actuales.
Como vemos, poco margen queda para la soberanía de los estados y para la libertad del individuo a la hora de elegir el sistema socio- económico y político en el que desea vivir. Ya lo hacen otros por él.
Los nuevos jinetes del Apocalipsis cabalgan sobre sus coloridos corceles reconquistando la vieja Europa como ángeles custodios de su propia supervivencia. Guardianes de sus tesoros, administradores de los bienes de los hombres libres, que ahora pasan a ser esclavos de un sistema económico que les oprime. Estas cuatro bestias que montan en caballos blancos, rojo, negro y bayo, representan, según la exégesis, las figuras de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque sólo a este último se le designa con el nombre de Apocalipsis.
Hoy se agrupan bajo el nombre de “Los Mercados”, y enfundados en sus máscaras de oropel para que nadie vea y reconozca sus rostros,  representan la victoria de su poder frente al poder político, la guerra  que se está librando entre dos sistemas enfrentados(el político y el económico), el hambre como escenificación del desamparo de los ciudadanos de esa Europa que viró a la derecha en busca de un horizonte resplandeciente que terminó por cegarlos y arrojarlos al abismo, y la muerte de los anhelos y las aspiraciones de prosperidad y de libertad de la vieja Europa si nadie lo remedia y se enfrenta con vigor a éstos nuevos jinetes del Apocalipsis.

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