martes, 25 de octubre de 2011

MACHOTES

Hace un tiempo el machote de Pérez Reverte se despachó a gusto ante las lágrimas de emoción que no pudo contener Moratinos en su despedida: “Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos…”, sentenciaba. Como si la hombría de alguien se midiese por su capacidad para ocultar sus emociones. Luego intento arreglarlo, pero lo estropeó más:”No he querido decir que se sea menos hombre por llorar. Nadie habla de eso. Aseguró. Y a renglón seguido aclaró que” de haber imaginado que mis palabras tendrían semejante repercusión, le habría insultado mucho antes”. -reconociendo así su ofensa-. Ahora nos sale otro machote palmero llamado Carlos Herrera, que tilda de “Nancys lloronas” a los dirigentes del PSE-EE que dieron rienda suelta a sus emociones contenidas durante muchos años, recordando a sus amigos y compañeros desaparecidos y a todas las víctimas de la barbarie asesina de ETA.
A mí, los que me repatean, son todos estos machotes embriagados por el perfume de su colonia “Varón Dandy”.
Ambos recomiendan que “hay que salir llorado de casa.”Y yo apostillo que también hay que salir meado de la misma. Así que cuando les aprieten los esfínteres, que aguanten como machotes, así les reviente la vejiga.
No me merece ninguna credibilidad ni respeto, quien oculta o disfraza sus sentimientos o emociones, haciendo además, alarde de ello. Nada me parece más digno de respeto y alabanza que mostrar los sentimientos y las emociones, pues quien lo hace demuestra que nada tiene que ocultar y por ello puede desnudar su alma limpia y pura.
Nadie es más digno de mi elogio que quien es capaz de sufrir, sentir y emocionarse por su prójimo. Nadie me merece más desconfianza y repugnancia que quien se jacta de no hacerlo.
Quien no es capaz de llorar, no es capaz de reír. Quien nos es capaz de emocionarse ni de sentir, simplemente no vive, vegeta.
Por eso, ya que algunos no pueden, lo haré yo por ellos, y lloraré por la lástima que me merecen. Qué dura infancia habrán pasado quienes siempre han tenido que demostrar su hombría escondiendo sus sentimientos y emociones.”Los hombres no lloran” se repetirían así mismos una y otra vez hasta terminar por creérselo.
Me temo además, que quien no es capaz de canalizar y demostrar sus emociones de una forma natural, lo hará de una forma vil y cruel.
Mi diagnóstico final es, que estos machotes, tienen una seria disfunción emocional. Y no me extrañaría encontrármelos a moco tendido contemplando una película de Rambo.



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