Creo que se equivocan terriblemente de estrategia quienes
para apoyar o ensalzar las virtudes de un candidato, optan por desmerecer y
desprestigiar las de los demás. Tal vez hayan perdido la perspectiva de que nos
encontramos ante un “proceso interno” y no “externo”. Las luchas cainitas nunca traen nada bueno entre hermanos, solo desangrar a la propia familia. Cada cual puede
apoyar y pugnar en buena lid por quien crea que le puede representar mejor a él
y al PSOE, pero no hay que olvidar, que finalizada la “contienda” todos
debemos
reagruparnos en torno al nuevo Secretario General y reforzar su liderazgo. No
podemos permitirnos dejar “cadáveres por el camino”, necesitamos de la unión y
la fortaleza de todos. Nuestros verdaderos adversarios políticos no están
dentro sino fuera de nuestra casa. Y nuestros verdaderos problemas no son otros
que los de la mayoría de nuestros conciudadanos; se llaman paro, desigualdad,
desafección política, y crisis. Pero no solo crisis económica, sino crisis en
el amplio sentido de la palabra: Crisis de valores, crisis social, crisis de liderazgo
y crisis existencial para muchas personas que han perdido la esperanza. El PSOE
no se enfrenta a nadie; se enfrenta a sí mismo. Y de esta batalla solo puede
salir ganador porque la sociedad lo necesita más que nunca.
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